Hasta 60 enfermedades diferentes por beber en exceso
Además de ser una droga adictiva, el alcohol es la causa de unas 60 enfermedades y dolencias diferentes, inclusive lesiones, trastornos mentales y del comportamiento, afecciones gastrointestinales, cánceres, enfermedades cardiovasculares, pulmonares y músculo-esqueléticas, trastornos reproductivos, así como daño prenatal, mayor riesgo de parto prematuro y bajo peso al nacer. En la mayor parte de casos, el alcohol aumenta el riesgo de enfermedad de forma paralela a la dosis; a mayor consumo, mayor riesgo. En algunas enfermedades, tales como la cardiomiopatía, el síndrome de distrés respiratorio agudo y las miopatías, el daño parece ser sólo el resultado de un consumo de alcohol elevado sostenido. Sin embargo, incluso con elevados niveles de consumo, el riesgo y gravedad de dichas patologías aumenta de forma paralela a la dosis consumida. Así, la frecuencia y volumen del consumo copioso episódico son particularmente importantes para el incremento del riesgo de lesiones y de determinadas enfermedades cardiovasculares (enfermedad cardiaca coronaria y apoplejía). En pequeñas dosis, el consumo de alcohol reduce el riesgo de enfermedad cardiaca coronaria, aunque todavía se discute la dimensión exacta de la reducción del riesgo y el nivel de consumo alcohólico en el que aparece la máxima reducción. Los estudios más rigurosos, que contemplan otros factores, encuentran una menor reducción del riesgo que los estudios de peor calidad e indican que dicha reducción del riesgo sobreviene a un nivel de consumo inferior. La mayor parte de la reducción del riesgo puede conseguirse con un consumo medio de 10 g de alcohol (una bebida estándar; p. ej., un vaso de vino) cada dos días. Por encima de los 20 g de alcohol (dos consumiciones) al día, el nivel de consumo asociado al riesgo más bajo aumenta el riesgo de enfermedad coronaria. A edades muy avanzadas, la reducción del riesgo es menor. La reducción del riesgo coronario debe atribuirse principalmente al propio alcohol más que a un tipo específico de bebida. Existe cierta evidencia de que una baja dosis de alcohol puede reducir el riesgo de la demencia de origen vascular, la litiasis biliar y la diabetes, aunque estos hallazgos no son consistentes entre estudios.
Europa es la región del mundo donde se consume más alcohol, a pesar de que los 11 litros de alcohol puro bebidos por cada adulto y año siguen representando una sustancial caída desde el reciente pico de consumo de 15 litros, a mediados de los "70". Casi la mitad de este alcohol es consumido en forma de cerveza (44%), dividiéndose el resto entre vino (34%) y licores (23%). Dentro de la UE15, los países nórdicos y centrales beben, sobre todo cerveza, mientras que el sur de Europa bebe, sobre todo, vino (aunque España puede ser una excepción). 266 millones de adultos consumen hasta un máximo de 20 g (mujeres) o 40 g (hombres) al día, 58 millones de adultos (15%) superan este nivel, rebasando 20 millones de ellos (6%) los 40g (mujeres) o 60 g (hombres) al día. Si nos fijamos en la adicción más que en los niveles de consumo, podemos estimar que 23 millones de europeos (5% de los hombres y 1% de las mujeres) sufren una dependencia alcohólica en cualquier año aisladamente considerado.
Los jóvenes soportan una parte desproporcionada de esta carga, debiéndose al alcohol más del 10% de la mortalidad de las mujeres jóvenes y en torno al 25% de la de los jóvenes varones. Poco sabemos acerca de la dimensión del daño social en los jóvenes, aunque el 6% de los estudiantes de 15-16 años de la UE refieren peleas y el 4%, sexo no protegido en relación con su propio consumo de alcohol. Casi todos los estudiantes de 15-16 años (>90%) han bebido alcohol alguna vez en la vida. La edad media de inicio se sitúa en los 12,5 años y la primera embriaguez, en los 14 años. La cantidad media consumida en una sola ocasión por los adolescentes de 15-16 años supera los 60 g de alcohol y se aproxima a los 40 g en los países del sur de Europa. Uno de cada 8 (13%) adolescentes de 15-16 años se ha embriagado más de 20 veces en su vida y más de 1 de cada 6 (18%) ha incurrido en un "atracón" (5 o más consumiciones en una sola ocasión) tres o más veces en el último mes.
Si bien el consumo de alcohol comporta momentos placenteros, el alcohol también aumenta el riesgo de un amplio abanico de daños sociales, generalmente dependiendo de la dosis; es decir, a mayor consumo, mayor riesgo. En general, cuanto mayor es el nivel de consumo, más graves son los delitos o lesiones. El volumen del consumo de alcohol, su frecuencia y el volumen y frecuencia de los episodios de consumo copioso aumentan, todos ellos y de forma independiente, el riesgo de violencia. A menudo, aunque no siempre, el consumo copioso modula el impacto del volumen de consumo sobre el daño.
El impacto sobre la salud se observa en una amplia gama de afecciones, inclusive las 17.000 muertes anuales debidas a accidentes de tráfico (1 de cada 3 fallecimientos del tráfico rodado), 27.000 muertes accidentales, 2.000 homicidios (4 de cada 10 asesinatos y homicidios), 10.000 suicidios (1 de cada 6), 45.000 muertes por cirrosis hepática, 50.000 muertes por cáncer (de las que 11.000 son cáncer de mama), así como 200.000 episodios de depresión, que también representan 2,5 millones de AVAD. El coste estimado de tratar estos problemas de salud es de 17 billones de euros, 5 de ellos invertidos en la prevención y tratamiento del consumo perjudicial de alcohol y la dependencia alcohólica. La vida perdida puede calcularse bien como pérdida de potencial productivo (36 billones de euros, excluyendo los beneficios para la salud), bien en términos de valor intangible de la propia vida (145-712 billones de euros, tras controlar los beneficios para la salud).
El daño producido por el consumo de terceros abarca desde las molestias vecinales, tales como alterar el descanso nocturno, hasta consecuencias más graves como la violencia doméstica, el maltrato infantil, el delito, la violencia o el homicidio. Muchos de los daños derivados del consumo de alcohol son sufridos por personas distintas al propio bebedor. Aquí se incluyen 60.000 nacimientos con bajo peso, así como el 16% del maltrato o abandono infantil y 5-9 millones de niños que viven en familias con problemas de alcohol. El alcohol afecta asimismo a otros adultos, inclusive las 10.000 muertes estimadas de tráfico en personas distintas al conductor intoxicado y una considerable proporción de los delitos atribuibles al alcohol, que afectan a terceras personas. También el coste económico es pagado en parte por otras personas o instituciones, debiendo incluirse aquí una buena parte del coste estimado para los delitos (33 billones de euros), los sistemas de salud (17 billones de euros) y el absentismo (9-19 billones de euros).
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