Terapias alternativas para vencer la alergia al polen
Según diferentes cálculos y estudios, aproximadamente un 20 por ciento de la población es alérgica al polen. Además, si durante el invierno las lluvias han sido numerosas, la primavera suele ser especialmente dura con los afectados.
Existen una serie de medidas ampliamente conocidas para intentar paliar sus efectos como son mantener cerradas las ventanas del hogar y los lugares de trabajo; evitar parques, jardines y bosques; usar humidificadores y acondicionadores de aire con filtro de polen; huir de los ambientes cargados de humo –que puede agravar la alergia– y de los cambios bruscos de temperaturas o las corrientes de aire frío.
Las personas con más propensión a padecer alergia primaveral también deben utilizar gafas de sol e incluso mascarillas para proteger sus ojos y mucosas nasales del polen. Además, en el mercado hay una amplia oferta de descongestionantes nasales, colirios para el picor de ojos y especialmente antihistamínicos. Estos fármacos se pueden obtener sin necesidad de una receta médica pero hay que tomarlos con cuidado, siguiendo los consejos del farmacéutico y durante un periodo de tiempo corto. Lo ideal es acudir a un médico especialista que controle el tratamiento. La medicación debe tomarse una o dos semanas antes de que se inicie la primavera para que resulte más eficaz.
También existe la posibilidad de vacunarse, aunque no es una medida muy popular: son muy pocos los alérgicos que se vacunan pese a que los expertos aseguran que la inmunoterapia es el único tratamiento etiológico que puede modificar la evolución de la enfermedad.
Tampoco podemos olvidar a la discutida homeopatía o el control de la dieta, eliminando determinados alimentos y potenciando el consumo de aquellos que refuerzan el sistema inmune. Una de las muchas virtudes de la dieta mediterránea es que previene las alergias.
Pero no acaba aquí la cosa. En la actualidad se viene apostando por una serie de tratamientos (no menos discutidos que la homeopatía) que utilizan tecnología de última generación, como la bioresonancia, la magnetoterapia o la ozonoterapia para reforzar las defensas y reducir los síntomas. Pero, ¿qué son exactamente?
Nuestro cuerpo se haya continuamente agredido por una multitud de agentes tóxicos y dañinos, tanto en el ámbito interno como medioambiental, poniendo a prueba constante a nuestro sistema inmune, pues bien, las sesiones de bioresonancia ayudan contra el cansancio constante y acumulado. Este sistema electrónico permite detectar determinadas frecuencias biomagnéticas del paciente y también, a nivel terapéutico, administrárselas.
Para la ozonoterapia, en cambio, el paciente se sumerge en una burbuja de ozono, totalmente hermética, quedando solo la cabeza fuera. Recibe la terapia con un incremento de la presión, a través de la piel.
Mientras que en la magnetoterapia, combinada con técnicas de relajación, el paciente, además de estar recibiendo puntualmente los olenoides, es decir, los campos magnéticos, está recibiendo igualmente estímulos relajantes.
1 Comentarios:
Interesante artículo. Yo justo estos días he estado consumiendo polen que traje de mi viaje de semana santa, pero no he presentado problema alguno. Es más, aún quisiera saber con claridad cuáles son los reales beneficios de este alimento. Ah, por cierto, aprovecho la oportunidad para postear en este blog para los interesados en temas de salud -sobre todo profesionales- que la UPC está ofrecien un MBA en Salud para aprender a gestionar y mejorar la calidad de un centro de salud. Yo soy administrador y creo que a los profesionales en medicina también les puede servir mucho. Aquí les dejo el link para que se informen mejor. Saludos
http://postgrado.upc.edu.pe/html/2/landing-pages/mba-salud/Curso1.htm
8:28 p. m.
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