Síndrome de Piernas Inquietas
La falta de información acerca de esta patología dificulta el trabajo de los profesionales sanitarios y es una de las principales preocupaciones de quienes la sufren.
El Síndrome de Piernas Inquietas es un trastorno neurológico, que se caracteriza por la necesidad irresistible de mover las piernas y por manifestar sensaciones desagradables y/o molestas en las extremidades inferiores, sobre todo en situación de reposo.
El estrés, o las enfermedades reumáticas pueden confundir el diagnostico del síndrome de piernas inquietas, enfermedad que el 80 por ciento de los pacientes desconocen padecerlo.
Los pacientes lo describen como "escalofríos u hormigueos" que se alivian parcial o totalmente con el movimiento y se producen principalmente en estado de reposo, sobre todo durante las horas de descanso. Además de padecer las molestias que este síndrome conlleva, los pacientes sufren también las consecuencias del infra-diagnóstico, ya que ocho de cada diez personas que lo padecen están sin diagnosticar.
Según el doctor Diego García-Borreguero, "diversos estudios realizados en diversas partes del mundo occidental muestran que entre el 5 y el 10% de la población de entre 18 y 65 años padece esta enfermedad. Esta cifra es aún más elevada en las personas mayores. La inmensa mayoría de las personas afectadas desconocen que padecen este cuadro, ya que bien ellos o sus médicos suelen atribuirlo, por error, a problemas de circulación, enfermedades reumáticas, estrés, depresión, etc. Actualmente, solo unos pocos reciben el tratamiento adecuado".
"La denominación de Síndrome de Piernas Inquietas es puramente descriptiva. Los síntomas esenciales para describir esta enfermedad son: una sensación imperiosa de mover las piernas cuando están en reposo, que los pacientes describen como inquietud y que esta inquietud mejora y se alivia sólo cuando mueven las piernas", explica el doctor Alex Iranzo. "Una vez eliminadas las molestias con los tratamientos actuales, las personas afectadas notan, en pocos días, una mejoría del sueño y de su calidad de vida. No obstante, el mayor escollo para las personas afectadas estriba en dar con un diagnóstico eficaz", señala.
El Síndrome de Piernas Inquietas puede aparecer en cualquier momento de la vida, aunque lo habitual es que se inicie entre los 40 y 50 años, con manifestaciones episódicas que van aumentando su frecuencia y severidad con el tiempo, hasta presentarse casi a diario. Según la doctora Francesca Cañellas, "este síndrome es particularmente frecuente en las mujeres, y la probabilidad de padecer esta enfermedad crónica aumenta en función del número de embarazos. Otros factores de riesgo son la edad y las situaciones de déficit de hierro. Se suele asociar a enfermedades crónicas como la diabetes, insuficiencia renal o la artritis reumatoide".
Según el doctor Víctor Manuel González "la mayoría de las dificultades con las que se encuentran los médicos de familia, que suelen ser comunes a la mayoría de los casos de patologías neurológicas, son la propia complejidad de la enfermedad, la existencia de sobrecarga asistencial, la falta de tiempo, o la necesidad de estar capacitado en todas las áreas clínicas. Y en el caso concreto del Síndrome de Piernas Inquietas la falta de información se hace aún más patente: aspectos epidemiológicos, clínicos, de tratamiento, etc". "Sería deseable un mayor grado de divulgación e investigación que permita sacar a la luz esta patología oculta y evitar así los diagnósticos erróneos. Las enfermedades poco conocidas comienzan a dejar de serlo cuando se habla de ellas", explica el doctor González.
La investigación realizada para determinar la causa del Síndrome de Piernas Inquietas es continua y las respuestas son limitadas, pero los especialistas creen que éste puede tener causas diferentes que tengan entre sí algunos elementos en común. Los expertos opinan que se trata de una enfermedad genética en la que hay varios cromosomas relacionados. Existen indicios que apuntan a que el origen del Síndrome de Piernas Inquietas se debe a un trastorno del sistema dopaminérgico a nivel del sistema nervioso central. Esta alteración se manifiesta fundamentalmente en forma de déficit dopaminérgico, causando los síntomas por la noche y mejorando por el día. "Muchos de los afectados, aproximadamente el 50 por ciento, tienen familiares de primer grado (padres, hermanos, etc.) con el mismo problema. En estas últimas formas, también llamadas familiares, el progreso ha sido notable. Así, un estudio reciente realizado sobre gemelos con Síndrome de Piernas Inquietas ha podido mostrar que en aquellos casos en los que uno de ellos está afectado por la enfermedad, el riesgo del otro gemelo de padecerlo es del 85 por ciento, lo cual sugiere que la causa de la alta incidencia en algunas familias es principalmente de tipo genético", comenta el doctor García-Borreguero. "De esta manera, analizando el tipo de herencia de la enfermedad a lo largo de diversas generaciones de la misma familia se ha llegado a la conclusión de que el patrón de herencia responde a un mecanismo autosómico dominante, y que la edad de aparición de los síntomas suele ser menor con cada generación".
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