Uno de cada cuatro epilépticos son resistentes a la medicación y tienen poca calidad vida
La epilepsia se controla con fármacos en más del 70% de los casos, pero un 25% de los pacientes son resistentes a la medicación y tienen una calidad de vida muy mermada. En esos casos, aunque la neurocirugía puede ser una opción, las intervenciones quirúrgicas "tampoco ayudarán a estos pacientes", según explica el neurólogo Antonio Gil-Nager, del Ruber Internacional, en un seminario dedicado a esta dolencia, organizado por los laboratorios Pfizer.
La epilepsia es un trastorno neurológico que puede estar causado por multitud de factores, desde causas genéticas, hasta accidentes y traumatismos, crisis febriles o adicciones como el alcohol o las drogas (especialmente la cocaína y las anfetaminas). Gil-Nager explica que no sólo el origen es variado, sino también la propia enfermedad, que se puede manifestar en muchos distintos tipos de crisis: generalizadas (cuando se producen en todo el cerebro), o focales (sólo se dan en uno de los dos hemisferios). Precisamente esa diversidad es lo que hace más difícil detectar la enfermedad, que se manifiesta desde pérdidas breves del estado de consciencia (de unos segundos de duración casi imperceptibles para el paciente y la familia), a temblores, pérdidas de memoria, o crisis más graves con convulsiones. Todo ello, unido a que no hay ninguna prueba concreta que sirva para diagnosticar la enfermedad y a que los propios pacientes tienden a ocultarla, hace que los neurólogos tengan grandes problemas para hacer un diagnóstico. Gil-Nager comenta que hay que tener en cuenta que las crisis epilépticas representan (en la mayor parte de los casos) aproximadamente el uno por ciento de la vida de una persona pero los trastornos de aprendizaje y las alteraciones emocionales que causa esta enfermedad reducen mucho la calidad de vida de estas personas.
Sobre los casos más graves, María Espinosa, psicóloga del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento de la Universidad de Granada (España), explica que tienen problemas de memoria, de atención, de razonamiento, de planificación, es decir, toda una batería de herramientas necesaria para cualquiera que quiera o intente llevar una vida normal. Para Espinosa, lo más recomendable es hacer una evaluación en profundidad del paciente e intentar buscar un tratamiento que se adecúe a sus carencias y necesidades y que esté realizado no sólo por neurólogos, sino también por psicólogos y psiquiatras.
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