Porque más vale prevenir que curar, háztelo mirar.

jueves, julio 03, 2008

Una amplia gama de emociones en aquellas personas que lograron sobrevivir a un cáncer

Cuando se les pregunta cuál sería su vida ideal post-cáncer, la mayoría de los que logran sobrevivir a esta terrible enfermedad harán muy probablemente alguna referencia al legendario ciclista Lance Armstrong (u otro caso similar famoso). El mismo, a pesar de habérsele diagnosticado cáncer testicular en el año 1996, y de saber que el mal había hecho metástasis en su cerebro y pulmones, con una posibilidad de supervivencia de tan sólo el 50%, no sólo lo venció, sino que volvió a reformular el libro de récords del ciclismo, ganando el Tour de Francia, el evento de mayor relevancia de ese deporte, por siete años consecutivos -desde 1999 al 2005-.
Si bien la mayoría de los sobrevivientes de cáncer no se proponen los logros deportivos de Armstrong, el regreso a la normalidad, haciendo las cosas que aman, es ciertamente lo que esperan. Pero, a menudo, tales expectativas se cumplen después de vencer ciertos obstáculos, pues suelen experimentar una gran zozobra emocional después del tratamiento. Y aunque cada persona es un mundo aparte, éstas son las respuestas emocionales comunes que experimentan quienes logran sobrevivir a la enfermedad.
-Temor. Aunque se manifiesta en diferentes grados, casi todo sobreviviente del cáncer experimenta el temor a una recaída. Este sentimiento es producto principalmente de una combinación de no tener que someterse a más tratamientos, y, simultáneamente, no estar sujeto a un control estricto por parte de los médicos. El monitoreo menos frecuente puede provocar una sensación comprensible de miedo al retorno del cáncer. Los efectos posteriores al tratamiento, y la presencia de síntomas similares a los del cáncer, son también responsables de la aparición del miedo a la recaída.
-Tristeza. A pesar de que pueda parecer raro que un sobreviviente pueda sentirse acongojado, es en realidad muy común. Sobrevivir al cáncer es una tarea difícil, que deja con frecuencia una secuela indeseable, pues les cuesta a los pacientes su seguridad financiera, sus empleos, y posiblemente su capacidad de una función física adecuada. Como resultado lógico, el sobreviviente se sume en la tristeza. Pero para quienes la sufren, los grupos de apoyo y consejeros pueden ser medios útiles para el control a largo plazo de esos sentimientos.
-Culpabilidad. De forma similar a lo que les ocurre a los soldados que regresan de una guerra donde han visto morir a compañeros y amigos, los sobrevivientes de cáncer pueden experimentar sentimientos de culpa, simplemente porque siguen vivos, mientras cientos de personas han fallecido. Este sentimiento de culpa también puede ser resultado de que el sobreviviente siente que fue una carga insoportable para familiares y amigos en el curso del tratamiento. Aunque estos sentimientos son comunes, también son infundados, y no hay razón alguna para sentirse culpable por haberse salvado del cáncer.
-Incertidumbre. Al igual que el temor, se puede experimentar en diversos grados de intensidad, dependiendo de la persona. Aún así, la incertidumbre es uno de los efectos colaterales emocionales más corriente, que cada sobreviviente experimenta hasta cierto punto. La incertidumbre puede surgir en cualquier etapa de la vida, ya sea con respecto a planificarlo todo por anticipado con la familia; o por sentirse inseguro acerca de las visitas de seguimiento con el médico. Además, lo que en otro tiempo se consideraban molestias normales como un resfriado o un dolor de cabeza, podrían hacer que el sobreviviente se pregunte si se trata de un trastorno sin complicaciones, o un indicador de una posible recaída.
-Confusión espiritual. A menudo puede ser el resultado de varias de las respuestas emocionales mencionadas anteriormente. Los sobrevivientes se formulan preguntas como "¿Por qué me ha ocurrido a mí?", las cuales los sumen en sentimientos de culpa por haberse salvado mientras tantas personas han muerto; y de incertidumbre con respecto a por qué su vida dio un giro tan brusco, a diferencia de otras. Además, los que se acongojan por lo que perdieron durante su tratamiento, podrían sentirse confundidos al tratar de dar nuevamente un sentimiento de significación y propósito a sus vidas.
-Enojo. Aunque algunos sobrevivientes se sienten aliviados, por estar vivos simplemente, otros se sienten enojados por varias razones. La ira ante un deterioro en su condición física, o la disminución de sus capacidades, es muy común en pacientes que se obstinan en seguir pensando en lo que perdieron a consecuencia del cáncer.