Los optimistas viven más
Un grupo de investigadores del Centro Médico de la Universidad Duke en Carolina del Norte, Estados Unidos, ha realizado una experiencia científica con el objetivo de determinar en qué medida la actitud positiva resulta importante a la hora de encarar la vida. Después de años de pruebas que se han basado principalmente en análisis de los antecedentes médicos y tests de personalidad, los especialistas han determinado que de los más de siete mil adultos que han sido monitoreados desde los primeros años de la década de los sesenta, aquellos que habían mantenido una actitud positiva y no se habían rendido frente a las adversidades presentan menos posibilidades de morir como consecuencia de afecciones cardíacas en comparación con sus “pares pesimistas”.
Concretamente, los resultados, que forman parte de la reciente edición de la publicación de la Clínica Mayo indican que la posibilidad de sufrir eventos cardíacos se reduce, como consecuencia del optimismo como forma de encarar la vida, en un 42 por ciento. Éste es un mensaje que puede resultar de mucha utilidad sobre todo en esta época en la cual el balance del año que acaba de terminar se mezcla con las expectativas que cada uno tiene para el que está comenzando. “En la vida siempre hay luces y sombras, momentos malos y buenos y cosas negativas y positivas. Por eso, lo importante es tener siempre en cuenta que, dependiendo de dónde pongamos nuestro eje, vamos a estar contribuyendo a crear lo que se llaman ‘cogniciones anticipatorias’ que pueden ser positivas o negativas. De ahí se desprende la necesidad de ser positivos y optimistas para evitar condicionarnos nosotros mismos los eventos adversos que pueden sucedernos”, señala el doctor Roger Montenegro, médico psiquiatra, presidente de la Fundación Contener.
¿Qué se puede hacer para sentirse mejor?
Si bien de acuerdo con los especialistas, es difícil cambiar la forma en la que una persona, especialmente cuando se trata de adultos, ve y vive su vida; hay mucho por hacer cuando se trata de modificar ciertas perspectivas, y siempre y cuando la persona involucrada sienta deseos de cambiar.
En caso que los problemas más angustiantes sean de índole laboral, es importante crearse “ratitos” para poder estar a solas con los pensamientos y establecer una forma de ordenar los puntos más importantes de manera que los problemas no abrumen. Para eso, actualmente hay dos opciones muy interesantes. Por un lado, existe la posibilidad de tener, aún en la oficina, una sesión de masajes relajantes y, por el otro, la meditación y el yoga constituyen buenas herramientas para calmar los ánimos.
Cuando, en cambio, las dificultades pertenecen al ámbito familiar, lo mejor son los paños fríos. Calmarse, evitar las discusiones y tomarse unas vacaciones pueden ser factores claves para restituir la calma y olvidarse por un rato de los problemas. “La actitud de vida no sólo depende de cada persona, sino también de la cultura y la educación. En los últimos tiempos impera una tendencia a la protesta, la queja y la intolerancia. Sin embargo, el año que comienza puede ser tomado como oportunidad para desinstalar, de a poco, lo negativo como práctica cotidiana y abandonar definitivamente esa actitud bipolar y cicloide en la cual la euforia suele ser muy breve y la tristeza muy extensa”, expresa el doctor Montenegro.
Finalmente, en caso que no se encuentre la manera para sentirse mejor, siempre existe la posibilidad de visitar a un especialista que pueda ayudar a redescubrir las cosas positivas que cada uno tiene en su vida.
La investigación
De acuerdo con la doctora Beverly Brummett, director del estudio, las razones para pensar que el optimismo y la actitud positiva son las claves para una vida más larga y plena son diversas.
En primer lugar, al evitar preocuparse por cuestiones que pueden resolverse, la salud mental resulta ser la primera ganadora, dado que los “positivos” estarían más protegidos que los pesimistas ante posibles depresiones o bajones anímicos.
Por otra parte, al estar siempre predispuestos, el estilo de vida de los optimistas suele ser más libre, razón por la cual éstos estarían más predispuestos a la realización de actividades al aire libre con amigos o en equipo, con el objetivo de “relajar el cuerpo y revitalizar el espíritu”.
“En general las personas optimistas y positivas tienden a pensar que los malos momentos o las adversidades son sólo circunstancias pasajeras, por lo cual no dejan que éstas afecten su salud mental y mucho menos física. Los pesimistas, por el contrario, toman los problemas como ‘situaciones de vida o muerte’ que durarán para siempre”, concluye la doctora Brummett.
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