Porque más vale prevenir que curar, háztelo mirar.

miércoles, diciembre 12, 2007

El sueño

Un grupo de investigadores ha descubierto que entre casi 10.000 adultos británicos a los que han seguido durante 17 años, aquellos que comenzaron a dormir menos cada noche durante la primera parte del estudio tenían más posibilidades de morir de enfermedades del corazón que los que mantenían siete u ocho horas de sueño diario. Por otro lado, las personas cuyo patrón de sueño se amplió más allá de ocho horas tenían un riesgo más elevado de morir por causas no cardiovasculares. El estudio, publicado en la revista médica 'Sleep', no precisa el motivo de estos resultados, sin embargo, estudios pasados sugieren que la privación crónica de sueño puede resultar dura para el sistema cardiovascular.
El cuerpo se recupera durante el sueño, cuando bajan la presión sanguínea y el ritmo cardíaco, del esfuerzo diario del corazón, según explica la doctora Jane E. Ferrie, del University College de Londres, responsable del nuevo estudio. Además, algunos estudios han relacionado la privación del sueño con reducciones en el control del apetito y la regulación del azúcar en sangre, que pueden afectar el peso corporal y el riesgo de padecer diabetes de tipo 2. Asimismo, esto podría aumentar las posibilidades de una persona de desarrollar problemas de corazón. Es posible que los participantes del estudio que comenzaron a dormir menos horas tuvieran peor salud por otras causas. Algunas enfermedades, como por ejemplo cualquier desorden que cause dolor crónico, podrían reducir el sueño de una persona, señala Ferrie. A los participantes del estudio se les preguntó al principio sobre sus antecedentes patológicos, pero es posible que algunas tuvieran problemas de salud subyacentes que se pasaron por alto, según Ferrie. De igual modo, no está claro por qué la gente que dormía más tenía un riesgo mayor de morir por causas no cardiovasculares. Algunos problemas médicos, como el cáncer o la depresión, pueden provocar fatiga, según Ferrie. Pero los investigadores carecían de información suficiente para decir qué causas de muerte concretas estaban relacionadas con el aumento del tiempo de sueño. Sin embargo, según Ferrie, las personas que de forma natural duermen más o menos horas que las "ideales" tienen riesgos de salud aumentados.



martes, diciembre 11, 2007

Tan sencillo como lavarse las manos

Un estudio ha revelado que el uso de vacunas y fármacos antivirales será cada vez más insuficiente para detener la expansión de virus respiratorios y que los métodos más sencillos y económicos como lavarse las manos y utilizar máscaras, guantes y batas, serían más efectivos que los medicamentos a la hora de prevenir la expansión de virus respiratorios, como los de la gripe y el SARS.
En un análisis de 51 estudios, los expertos han hallado que las medidas simples y de bajo costo deberían tener mayor prioridad en los planes nacionales de contingencia ante una pandemia. "Cada vez más la evidencia sugiere que el uso de vacunas y fármacos antivirales será insuficiente para detener la expansión de la influenza", indican los autores en el informe.
Los 51 estudios comparan varias intervenciones para prevenir la transmisión de virus respiratorios de animales a humanos y entre personas, como el aislamiento, la cuarentena, el distanciamiento social, las barreras, la protección e higiene personales, con no hacer nada u otro tipo de enfoques. El equipo excluyó las vacunas y los medicamentos antivirales. Los investigadores han hallado que lavarse las manos y colocarse máscaras, guantes y batas eran individualmente los métodos más efectivos de prevenir el contagio de virus respiratorios y que, combinados, eran aún más eficaces. "Esta revisión sistemática de investigaciones disponibles provee algunas perspectivas importantes (...) Hay, por lo tanto, un claro mandato de realizar ensayos amplios para evaluar las mejores combinaciones", escribe el grupo de científicos.
Otro estudio, publicado en la revista 'Cochrane Library', ha hallado que lavarse las manos sólo con agua y jabón sería una forma fácil y efectiva de limitar la expansión de virus respiratorios, desde los más cotidianos hasta las letales cepas pandémicas. Los expertos están advirtiendo desde hace tiempo que el mundo está al borde de una nueva pandemia, pero añaden que no pueden especificar qué cepa será la causante. El virus H5N1 de la gripe aviaria, que provocó la muerte de más de 200 personas en todo el mundo desde su resurgimiento en el año 2003, es considerado el principal sospechoso.